El Hobbit

Como cabía esperar tras el éxito incontestable de la trilogía fílmica de El señor de los anillos, larecreación del prólogo de la tierra media, el Hobbit, no ha estado a la altura. Los motivos pueden ser diversos. Y fáciles de pensar a posteriori, por supuesto. Pero parece que a Peter Jackson, su director, le ha podido la vibrante tentación del anillo de la ambición. Por otro lado, muy comprensible.

La historia se ha vuelto a plantear en tres entregas de casi tres horas de metraje cada una. Con lo cual es fácil advertir una primera causa de naufragio. El Hobbit, obra literaria, ocupa unas 220 páginas ante las 1500 en las que se narra El señor de los Anillos. Así frente al esfuerzo de síntesis realizado en el trabajo de adaptación cinematográfica, que consiguió las alabanzas de la crítica en el primer caso, con El Hobbit, en cambio, se ha realizado un trabajo de extensión; es decir, en la primera entrega se han introducido o bien recreaciones de fragmentos de otras obras de Tolkien o bien creaciones propias de Jackson intentando seguir (sin demasiado acierto) la lógica tolkienniena. En segundo lugar, el guión se muestra endeble. El relato es disperso y fragmentario: se asemeja a la imagen de abundantes y distantes ríos que desembocaran en un sólo caudal narrativo que aún no conocemos. Por ello, cuesta mantener la tensión dramática que sólo se consigue enfocando bien las tramas y planteando secuencias de la historia que el espectador pueda entender y seguir. En tercer lugar, Un viaje inesperado, suscita dos reacciones psicosomáticas muy poco recomendables: la apatía del aburrimiento y estrés de la acción desmesurada. De amplios períodos de tedio, en esas tres horas de película, pasamos, sin otros registros interesantes, a sentirnos completamente abrumados y extenuados por un bombardeo de imágenes de batallas cruentas. No hay melodía emocional. 

Quizá las altas expectativas puestas en este filme también hayan influido en esta crítica de desplome. Por justicia, cabe decir que de nuevo se cuidan con esmero los detalles del mundo mediano y los actores demuestran haber asumido un papel cuasi vital que aporta una verosimilitud inusitada a la historia. En cualquier caso, habrá que esperar a ver la segunda entrega de El Hobbit para saber si Jackson se guarda alguna carta deslumbrante con la que ganar de nuevo la partida de sus adaptaciones del maestro inglés.

0 Respuestas to “El Hobbit”



  1. Deja un comentario

Deja un comentario




El toque Lubitsch

Una bitácora para el pensamiento, en general y en concreto, y el análisis y crítica de la ficción cinematográfica y televisiva.